Mikel Azpiroz en concierto
“El tiempo no se establece en ninguna parte de la misma manera: ni en las cosas, ni en los animales, ni en otras realidades. Se posa lentamente, por ejemplo, sobre una piedra; en algunas piedras es preciso que pasen cientos o miles de años para que se produzca una alteración perceptible. En la flor, sin embargo, no es así; la mayoría dura una estación, apenas unos meses. En cuanto al reino animal, los toros y las tortugas reciben el tiempo de una manera; las mariposas, de otra. Por no hablar de los mosquitos llamados Ephemeros. Tengamos en mente también otras realidades: las músicas y textos que nos llegan escritos…”
Estas reflexiones surgen del escritor Bernardo Atxaga, motivadas por la música del pianista, organista y compositor Mikel Azpiroz. Música y literatura se abrazarán en el Teatro Arriaga de Bilbao el 13 de abril ( https://www.teatroarriaga.eus/programacion/denbora-kantak-eta-islak/ ).
Pero antes Mikel vendrá a Soria, sin Bernardo pero con su trío (Karlos Arancegui a la batería y Fernando Neira al contrabajo). Esto tendrá lugar el sábado tres de abril, a las 19h, en el CASINO. Entradas a 12 € en el enlace https://www.giglon.com/evento/mikel-azpiroz--trio--envibop-casino-soria
Dentro del ciclo ¡Soria suena! de 2021 con el patrocinio del Ayuntamiento de Soria.
Esta introducción literaria con la que presentamos el concierto evoca un sentido del tiempo consustancial a toda música.
Mikel Azpiroz nos presentó una de sus facetas con el grupo Elkano Browning Cream, en marzo de 2019. Allí demostró ser un organista con ritmo trepidante.
Pero después nos ha sorprendido al revelar otro aspecto de su música, no contradictorio, sino complementario. Con tres CDs, Gaua, Zuri e Islak transita “por un camino intimista e introspectivo con el fin de reivindicar una bajada de ritmo y velocidad”. Música destilada a fuego lento y quintaesencia minimalista hasta en el nombre de los discos. La valiente apuesta resulta intensa y singular.
Alejada de efectos superfluos fluye naturalmente desde el interior del que la crea hasta alcanzar un eco universal en el que escucha. Esta música acogedora desafía etiquetas y difumina fronteras. Es destacable la importancia de la melodía, que se manifiesta sin prejuicios: “Sin melodía el tema se convierte en ambiente musical, no en composición. Para que ésta sea buena tiene que ser capaz de sostenerse y mantener la magia cuando se despoja de toda ornamentación”. No sabemos si es exactamente jazz, ni tampoco nos importa. Lo que está claro es que es Música con mayúsculas, eso sí, salpicada sutilmente de bluenotes y de aires gospel que dejan bien claro las influencias que ha mamado su creador e improvisador.